La lucha antitaurina en el mundo es una campaña que cada día se torna más relevante y con el paso del tiempo más personas se suman a ella.
No son pocas las ciudades que ya han sido declaradas antitaurinas, como el caso de Barcelona y hace sólo unos días, Sitges, ambas de España, el país natal de esta tradición sangrienta.
El antitaurinismo no ha sido, ni es, algo exclusivo de un sector intelectual que se disgusta con el entretenimiento de las otras personas.
Más allá de la crueldad, la corrida de toros como diversión es ante todo un espectáculo rancio y anacrónico, que ya no está a la altura de los tiempos.
La fiesta taurina es el residuo de un costumbrismo retrógrado.
Así mismo, a finales del XIX y comienzos del XX surgieron las primeras sociedades protectoras de animales y plantas, quienes llevan a cabo numerosas actividades a favor de la lucha antitaurina.
En aquel entonces la ciudadanía española se pronunció en contra de un espectáculo que convierte la tortura en fiesta, que humilla toro y denigra a la humanidad.
Además, otros animales también han sufrido y muerto en nombre de la tradición.

Caballos, perros, vacas o asnos han sido víctimas de las atroces costumbres taurinas en el ruedo.
Sin embargo, no solo morían en la arena, en un mal momento social algunas personas han arrojado al ruedo perros o gatos muertos para protestar.
A pesar de que algunas voces intentan desligar a la tauromaquia de una ideología política conservadora, lo cierto es que en el fondo del debate acerca de la pertinencia de su prohibición se encuentra indudablemente este asunto.
Por otro lado, un liberal conservador podría argumentar que “prohibir” es un verbo propio de una izquierda centrada constantemente en cercenar la libertad individual de cada ciudadano, en este caso la libertad de pasar una tarde de domingo en una plaza de toros viendo un determinado espectáculo por el que han pagado.
No obstante, desde un punto de vista ético, existen buenos motivos para que tanto una persona que se considere de izquierdas como de derechas promuevan la eliminación de la tauromaquia.