Una mirada al mundo del futuro
El mundo que en un futuro heredarán nuestros hijos, está directamente vinculado con lo que hagamos en este momento.
La Tierra, nuestro hogar, está integrada por un conjunto de sistemas operativos que, gracias al equilibrio que se mantuvo durante millones de años, permitió el nacimiento y la evolución de la vida en nuestro planeta.
No obstante, hemos roto peligrosamente ese equilibrio, poniendo en peligro la existencia de las próximas generaciones.
Uno de los elementos vitales para el sustento de los seres vivos es el agua, sin embargo, hemos modificado su ciclo afectando la seguridad necesaria para la continuidad de la vida en la Tierra.
Ya traspasamos el límite de su recuperación.
Según dijo Ian Wang-Erlandsson, perteneciente al Centro de Resiliencia de Estocolmo:
“Estamos cambiando profundamente el ciclo del agua, por lo que se están desestabilizando los sistemas de la Tierra, afectando la salud de todo el planeta, disminuyendo la capacidad de adaptación del ambiente».
”El Agua Azul”
Este año, los científicos anunciaron que se traspasaron los límites del agua dulce.
Hasta ahora, habíamos pensado que este límite estaba controlado, basándose en un consumo de 4.000 Km 3 de agua por año, misma que no regresaría en forma de escorrentía.
En este sentido se tomaba en cuenta el agua extraída de los ríos, lagos y el agua subterránea, lo que era llamado el “Agua Azul”.
“El Agua Verde”
Hoy día, debemos tomar en cuenta el “Agua Verde” que se encuentra en la humedad del suelo, en el punto en que contacta con las raíces de las plantas, ya que esta recibe el efecto directo de las presiones humanas y porque su efecto incide directamente en la dinámica ecológica a gran escala, así como en las climáticas, biogeoquímicas e hidrológicas.
Un ejemplo que nos aclara el panorama, es que durante las sequías, las plantas pueden mantener la fotosíntesis (la creación de la vida) y la transpiración, accediendo a la humedad del suelo, pero si los niveles de humedad caen por debajo del punto crucial, el resultado es, la mortalidad de la vegetación y la destrucción del suelo.
Sobre todo, tratándose de los árboles tropicales, que no pueden hacer frente a la sequía.
La selva tropical del Amazonas depende de la humedad de los suelos, pues bien, se está secando.
¿Heredarán nuestros hijos un desierto?
