
Desde hace milenios, el tatuaje formó parte de muchas tribus y sus culturas, para hacer una diferencia notable en sus vidas diarias.
Hoy en día este estilo, marca una tendencia en casi todas las personas, utilizando sus cuerpos como un lienzo para plasmar sus propias historias.
Desde imágenes de historietas, superhéroes, hasta retratos familiares, han sido recreadas por innumerables expertos con esta técnica, que si se quiere, es muy “osada” para algunos, por aquello del dolor en la zona corporal donde se plasmará.
Muchas son las preguntas asociadas con estás “habilidades artísticas corporales”, desde que es lo mejor tatuarse en negro o en color, sus significados a nivel social y psicológico.
Asimismo, el temor de que no quede de la manera deseada o contagiarse de alguna enfermedad, si no se está en manos de un buen artista que mantenga la asepsia en su lugar de trabajo.
Todas ellas rondan los pensamientos de “los primerizos” en ese tema, ya que será una imagen o símbolo que quedará para siempre en su piel y recuerdos del ¿Por qué me lo hice?.
Antecesores ancestrales
Unas de las más famosas imágenes son los llamados: “Tatuajes tribales”. Pero… ¿De dónde surgieron esas líneas con formas contorneadas y sin ningún significado para algunos?
Pues éstos “dibujos” si tienen significado y muy concretos. Nacen en la antigua etnia polinesia, que hoy se le llama Nueva Zelanda.
Este arte se conoce como tatuaje maorí y se los hacían los guerreros para “hacerse notar sobre su estirpe o clan” al cuál pertenecían.
El Moko, era la marca facial que estos habitantes se realizaban, al igual las mujeres lucían símbolos tradicionales en sus mentones; de esa forma se “estampaban” la trayectoria personal de cada quien.
Este se recibía cuando se pasaba de la niñez a la edad adulta, siendo plasmados con unos cinceles tradicionales hechos de albatros para tatuarlos en la piel (ésta elaborada técnica aún sigue siendo utilizada por algunos aborígenes tradicionales de la isla).
Whang Od, una guerrera tatuadora insigne
En una aldea muy pequeña situada al norte de Filipinas llamada “Buscalan”, vive la mujer tatuadora más emblemática de la tribu Kalinga.
Su nombre es Whang Od, quien a sus 92 años de edad, aun es considerada como un baluarte de esta llamativa técnica del tatuaje.
Od, fue marcada desde temprana edad, puesto que en su tribu era costumbre tatuar a las mujeres en edad de casarse y aún se hacen por belleza y liderazgo; mientras más simbologías llevaban, era más bonitas y deseadas.
Cosa que no ocurrían con los hombres, que debía alcanzar dichas “figuras” por su valentía y fortaleza, permitiéndoles hacer gala de ellas.
En estos últimos años, esta forma ancestral de tatuarse denominada “batok” (golpear) ha recorrido muchos rincones del mundo.
La maestría como se realiza este arte decorativo de la piel, es minucioso, colocando hollín, agua y papa dulce, mezcladas en un cuenco de coco para delinear la figura con carbón y una rama, para después colocar una espina afilada en la punta de un árbol cítrico o un palo de bambú, introduciendo así la tinta en la zona elegida con ligeros golpes.
Whang, recibe a miles de turistas y personalidades importantes, quienes caminan rumbo hacia una montaña por alrededor de una hora, para ser tatuados por esta mítica descendiente kalinga; llevándose consigo un recuerdo tradicional y exclusivo en alguna parte de su cuerpo.
¿Por cuál de estos te decidirías?










