El “Tussi”, de Colombia con amor
El “Tussi” es una droga que desde el año 2015 se comercializa en Colombia, también llamada la coca rosada.
Durante los dos últimos años su consumo ha venido incrementándose en nuestro país, sobre todo entre los jóvenes cuyas edades están comprendidas entre los 18 y 30 años, llegando a afectar además a la población infantil.
Aunque la variante del narcótico que circula en Chile no es el autentico “Tussi”, pues su composición química varía, es muy similar.
El agente activo es la Ketamina, una droga disociativa con alto potencial alucinógeno, utilizada en medicina por sus propiedades sedantes, analgésicas y anestésicas.
Esta droga data de 1962, no obstante es ahora cuando hace su entrada triunfal en nuestra sociedad, siendo popularizada con el nombre de “Tussi”.
El término Tussi viene del inglés Two-Ci-Bi, de amplio consumo en los barrios de New York.
En las mezclas decomisadas y analizadas por las autoridades policiales esta la que es pura Ketamina, (la Ketamina con clorhidrato de cocaína) y la Ketamina con MOMA, (un compuesto innombrable y cafeína).
Efectos que produce esta droga:
-Nubla la conciencia, manifestando una separación de la realidad.
-Genera elevación de la presión sanguínea
-Aumento de la mucosidad en las vías respiratorias
-Produce un rápido efecto antidepresivo, que se verifica en dos horas. De allí su popularidad en un mundo con serios conflictos existenciales.
El abuso de esta droga, llega a producir además severos casos de toxicidad, llegando a ocasionar la muerte.
La combinación con la cocaína es conocida como “CK” que es el popular éxtasis.
La Ketamina puede producir a largo plazo: deterioro del conocimiento, afecciones de la memoria, depresión severa, ansiedad extrema, llegando a la incapacidad mental.
A todas estas lindezas están expuestos los jóvenes de nuestro país, gracias al consumo de la mal llamada “Tussi”.
El tráfico de Ketamina ha crecido en un 166% en Chile, sobre todo en Valparaíso, Biobío, Tarapacá y la zona Metropolitana.
Nuestra responsabilidad:
Hemos permitido que a través de la música urbana, se haga una apología descarada al consumo de estas drogas ante la mirada indiferente, no solo de las autoridades, sino de la sociedad entera.
Es necesario y urgente un llamado de atención en relación con este flagelo.