
Durante la mañana de este viernes se confirmó la muerte del poeta, editor y traductor Omar Lara a sus 80 años.
Su trayectoria
Oriundo de Nueva Imperial, Lara fue un hombre importante para las Letras Nacionales. En los años sesenta fue el fundador y principal propulsor de la revista de poesía Trilce y autor de las antologías «Argumento del día» (1964), «Serpientes» (1974), «Jugada Maestra» (1998), entre otras. Además de poeta fue editor y traductor.

Durante la dictadura exilió a Rumania donde se se graduó en Filología en la Facultad de Lenguas Romances y Clásicas de la Universidad de Bucarest. Al volver a Chile se asentó en la ciudad de Concepción con la editorial Ediciones LAR (Literatura Americana Reunida).
Ya en los 80, Lara se instaló en Madrid, ahí refundó la revista Trilce y creó la editorial Ediciones LAR (Literatura Americana Reunida), la que siguió funcionando en Concepción, la ciudad donde finalmente residió a su vuelta al país. Trilce, hasta hoy, sigue funcionando -en su llamada “Tercera época”- vía digital.
Entre sus obras como poeta publicó
Argumento del día (1964), Los Enemigos (1967), Serpientes (1974), El viajero imperfecto (1979), Fugar con juego (1984), Jugada Maestra (1998), Voces de Portocaliu (2003).

Reconocimientos
Entre muchos importantes premios recibió el de la Casa de las Américas de Cuba en 1975, el Premio Internacional Fernando Rielo (1983) por sus trabajos de traducción, la Medalla Mihai Eminescu en Rumania (2001), la Medalla presidencial Centenario de Pablo Neruda (2004) y el año 2007, el VII Premio Casa de América, de España con su libro: Papeles de Harek Ayun.
Durante las últimas horas, dirigentes políticos, exiliados, artistas de distintas expresiones y especialmente poetas, libreros y organizaciones culturales han expresado su pesar por la partida de Lara y han destacado su contribución no solo en el ámbito de la creación, sino también de la difusión literaria.

SÁBADO EN PORTOCALIU
A Sola Sierra
La historia se detuvo en la puerta
De las ciudades de miseria
Bocas quemadas por el silencio
Cuerpos sitiados en el vacío
Polvo de huesos en el aire.
Hace frío en Portocaliu
Un frío de sábado solo
Los jóvenes desesperados
Bailan solos y desesperados
Una música desesperada.
Hace frío en Portocaliu.
Después de la lluvia las calles
Caminan al bosque sagrado
Adiós ángeles y milagros
Adiós relojes detenidos…
En los relojes detenidos
Están los signos de otros sueños
Las sombras irrecuperables.
La historia no deja pasar
El suave pelaje de los sueños
Los sueños no tienen destino
Son como un sábado en el aire.
La historia es todavía ajena
No sabe muertes ni abandonos
No sabe de lúgubres casas
Llenas de noches y quejidos.
Son muy extrañas esas cosas
Que a veces tomamos por ciertas
Y hay verdades aborrecibles
En el pozo de la memoria.
Son como vidrios empañados.
Pero alguien limpia los vidrios
Del mirador que da a tus ojos
Y atisbamos o quisiéramos.
Y la noche se mira en nosotros
Desvergonzadamente desnuda.