
El artista italiano Salvatore Garau pudo vender una escultura invisible en 15 mil euros
La escultura inmaterial, como la define el autor, se llama “Yo Soy” (‘Io sono’, en italiano) y fue vendida en la casa de subastas Art-Rite. A diferencia del arte digital, la obra del exponente del arte contemporáneo italiano es completamente invisible y, por lo tanto, no se puede reproducir en la web.
Sin embargo, aún así la escultura viene con recomendaciones para quien la compró. Entre ellas se indica que debe tener un espacio grande de unos 150 x 150 metros para instalarse. Mejor aún si es dentro de una habitación sin obstáculo alguno. No se indica que sea necesario tener sistemas de iluminación o control del clima. Esto porque no se puede ver nada.
No es su primera obra o escultura de este tipo
No es la primera vez que Garau exhibe sus esculturas invisibles. Esto porque ya había instalado su primera obra inmaterial llamada «Buda de Contemplación«. La había expuesto en la Plaza de la Scala de Milán en febrero pasado.
La obra invisible que acaba de vender aparece en el catálogo del sitio web de Art-Rite. Sin embargo, al ser invisible, tampoco tiene una fotografía. Incluso, el único elemento real y visible que el comprador puede tener es el certificado de garantía. La cual acompaña la escultura y le otorga un puesto en el archivo artístico.
La crítica
Para los críticos de la obra que asumen que el artista se burló de todos, y que una escultura invisible puede ser llevar el arte moderno a un nivel de extrema exageración, Grau tiene una interesante respuesta: lo que vendió fue un vacío y el vacío es todo menos nada.
Avelina Lésper, literata, historiadora de arte y crítica mexicana de arte. En 2015 publicó El fraude del arte contemporáneo, libro en el que detalla por qué, desde su visión, todas las propuestas enmarcadas en lo que ella denomina arte VIP (Video, Instalación y Performance), carecen de propuesta creativa y resultan, más bien, el producto de un mercado que avala cualquier objeto como arte y constituyen el fraude del arte contemporáneo.
A pesar de todas las críticas por haber vendido esta escultura invisible en tanto dinero, aún así el artista argumentó su obra de forma orgullosa. “El buen resultado de la subasta atestigua un hecho irrefutable. El vacío no es más que un espacio lleno de energías, e incluso si lo vaciamos y no queda nada, según el principio de incertidumbre de Heisenberg, la nada tiene un peso”, explica el artista.
La realidad supera la ficción.
Este caso de la escultura invisible de Salvatore Garau. Recuerda la película The Square (2017) del director Sueco Ruben Östlund. La película trata de un director artístico de un museo de arte contemporáneo, quien se encarga de una exposición titulada «The Square» en la que hay una instalación que fomenta “valores humanos y altruistas”. Cuando se contrata a una agencia de relaciones públicas para difundir el evento, la publicidad produce malestar en el público.